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El 21 de octubre de 1916, Federico García Lorca viaja en el tren de Medina del Campo con destino a Salamanca. Tiene 18 años y una matrícula de honor en Teoría de la Literatura y las Artes. Disfruta de un viaje de estudios con el que se ha premiado a los cinco universitarios que más han destacado en la asignatura. Viaja con su profesor, el salmantino Martín Domínguez Berrueta, y con sus compañeros de clase: Luis Mariscal, Ricardo Gómez de Ortega, Francisco López Rodríguez y Rafael Martínez Ibáñez.

La llegada del profesor y los cinco estudiantes de la universidad de Granada no pasa desapercibida en los periódicos locales. El Adelanto y El salmantino explican que el catedrático de Teoría de la Literatura y las Artes y sus cinco alumnos se han embarcado en una “excursión de investigaciones artísticas” que les ha llevado por Baeza, Úbeda, Ronda, Ávila, les ha traído ahora a Salamanca y les llevará a tierras gallegas.

Ficha Facultad

Universidad de Granada, Archivo universitario

Son las nueve y cuarto de la mañana. Es sábado. El tren de Medina entra en la estación. El joven Lorca pisa suelo charro.

Allí mismo, en la estación, les recibe el entonces vicerrector Esperabé. Es el pistoletazo de salida para una ruta salmantina que da comienzo a las nueve y media de esa misma mañana, y les lleva a visitar —dice la prensa que con el “detenimiento necesario”— la Casa de doña María la Brava, la de Santa Teresa, San Juan de Barbalos, La Facultad de Medicina (exteriormente), Irlandeses, la iglesia de los padres capuchinos, la iglesia de la cruz, las Ursulas, la Casa de las muertes, el palacio de Monterrey, las Agustinas, la casa llamada de las paces en la calle san pablo, San Benito, la Clerecía, la Casa de las conchas y la Universidad.

Lorca se entusiasma con lo que ve, a juzgar por el telegrama que envía a sus padres:

Estoy en Salamanca extremadamente feliz. Esto es muy bello. Estoy visitando monumentos*
* Traducción al español de una traducción al inglés del telegrama original de Lorca.

Esa tarde, siguen ruta por las dos catedrales, el Puente Romano y Santo Domingo.

Por la mañana, el rector decide dar un respiro dominguero a los excursionistas, y les obsequia unos vinos, dulces, y tabaco. Recuperadas fuerzas, el grupo sale al sol de la mañana y se hacen la imprescindible fotografía de recuerdo ante la fachada de la Universidad.

¿Buscaría Lorca la rana?

Gracias a un permiso especial del Obispo visitan a continuación los espacios de clausura de las Dueñas.

No consta en los periódicos qué hacen el resto del domingo. Quizá, el profesor da a los estudiantes la tarde libre. Las correrías de Lorca y sus compañeros por aquella Salamanca sólo podemos imaginarlas.

Arte y parte, revista bimestral de información artística

Arte y parte, revista bimestral de información artística – Número 56 – 2005 Obtenida de la web de Prensa Histórica

El lunes por la mañana el grupo se marcha a visitar La Flecha. En los periódicos se anuncia que esa tarde tendrá lugar en el Paraninfo un acto protagonizado por los jóvenes estudiantes de la universidad de Granada. Se anima a los salmantinos a que acudan a conocerlos.

A las cinco de la tarde da comienzo con escasez de público. Los excursionistas granadinos no parece que hayan suscitado interés entre los salmantinos rasos ni —y eso es más extraño— entre la chispeante Salamanca universitaria… En los periódicos se reprocha que al Paraninfo hayan acudido pocos estudiantes y apenas profesores…

Martín Domínguez Berrueta se lo toma sin tapujos como algo personal. Desliza en su discurso algún comentario que deja al descubierto ciertas antipatías charras hacia sus métodos de trabajo.

Y quizá ahí está la clave de por qué la excursión de cinco estudiantes de la universidad de Granada y su profesor ocupa durante dos días la primera página de dos periódicos locales, con un resumen pormenorizado de sus movimientos por la ciudad. Estos viajes de estudios son una actividad novedosa, vinculada a la Institución Libre de Enseñanza y los métodos docentes eminentemente prácticos que promueve. El catedrático Martín Domínguez Berrueta ejerce una pedagogía nueva. De lo nuevo en Salamanca se ha desconfiado siempre mucho…

Que Berrueta no es un profesor al uso, lo confirma Lorca en otra misiva que dirige a sus padres hablando del profesor:

Es más como un joven de dieciocho años que como un hombre de mediana edad. Corre, ríe, canta con nosotros y nos trata como a iguales*
* Traducción al español de una traducción inglesa del original de Lorca.

¡No dice nada Lorca!… Eso de tratar como a iguales a los estudiantes debía de sonar en aquella Salamanca poco menos que a herejía incendiaria.

De hecho, hoy en nuestro sistema educativo, se está volviendo a intentar establecer el autoritarismo del profesorado. Como si la autoridad del profesor fuera algo que puede imponerse a los alumnos y no algo que se gana el buen profesor…

Conclusión: que con las reformas educativas vamos para atrás —pero muy atrás— y cada vez peor…

En el Paraninfo ya han terminado los discursos de los profesores y comienzan las exposiciones de los estudiantes. Un compañero de Lorca habla sobre Baeza, otro sobre Salamanca y su literatura y otro sobre el potencial pedagógico de las excursiones que están realizando. Esta última exposición acaba discurriendo por los derroteros siempre resbaladizos de la religión y la política. Las palabras del joven ponente terminan escandalizando a parte del auditorio; o al menos, al redactor de El Salmantino

Es lo que tiene dejar que los estudiantes piensen por ellos mismos; que se generan ideas propias que pueden molestar al pensamiento establecido. Aunque también es verdad que Salamanca siempre ha sido de escandalera fácil…

La guinda al acto la pone Federico García Lorca ejecutando al piano “composiciones andaluzas compuestas por él”.

Federico García Lorca tocando el piano

Federico García Lorca tocando el piano

En aquella época lo que García Lorca quiere por encima de todo es ser músico.

Del concierto que da Lorca en Salamanca no hay mucha información. Sí se conserva sin embargo un testimonio del que el joven había dado en Baeza:

Extinguidos al fin los aplausos y obedeciendo a una seña casi imperceptible de Berrueta, Federico García Lorca, el mozalbete, se sienta al piano. Todas las miradas se fijan en su cabeza, un poco gruesa y morena, que inclina un instante sobre el pecho. Así se queda varios segundos, hasta que sus manos atacan el teclado. Entonces se opera el milagro: la figura sentada crece, se hace adulta; sobrepasa las naturales proporciones y parece llenar la sala por completo. Los oídos de cada uno de los presentes recogen unas notas mágicas, que les despiertan todos los sentidos. No sólo escuchan, sino que ven, tocan , huelen y saborean los sones. Y delante de sus ojos no advierten otra cosa que al muchacho, el vuelo de sus manos y el movimiento de sus brazos.[…]

Al día siguiente la prensa salmantina destaca que la interpretación de García Lorca arranca los aplausos del auditorio.

No sabemos si Lorca habría sido mejor músico que escritor. Pero sí sabemos del arte inmenso de su escritura. Afirman sus estudiosos que el Lorca escritor nace en estos viajes de estudios, en las “excursiones de investigación artísticas” que organizaba Martín Domínguez Berrueta.

El talento literario de Lorca empezó a brotar al calor de los métodos pedagógicos de un catedrático salmantino que trató a sus alumnos como a iguales y que se granjeó la crítica de algunos de sus colegas…

Los biógrafos del escritor también afirman que en este viaje a Salamanca, Berrueta lleva a sus alumnos a conocer a Miguel de Unamuno. De ello los periódicos no cuentan nada. Es el primer contacto entre dos grandes. Unamuno ya consagrado y Lorca en ciernes.

Casi un año después, El Salmantino da a conocer que el catedrático Martín Dominguez Berrueta “ha sido comisionado por el Ministerio de la Instrucción Pública, para realizar investigaciones artísticas en Castilla la Vieja”. El tema de la investigación es “la ruta del romancero”. El catedrático selecciona a los cuatro estudiantes que le acompañarán en este nuevo viaje. Federico García Lorca vuelve a ser uno de los elegidos.

De las visitas que realizaban en estas excursiones, los estudiantes iban tomando notas. Fruto de esas notas es “Impresiones y Paisajes”. Obra en prosa, que ve la luz gracias a una autoedición financiada por el padre de Lorca. En ella el escritor nos deja sus opiniones de Salamanca; un poco más reposadas y alejadas del entusiasmo juvenil que transmitió a sus padres en aquel telegrama. Con la pluma bien afilada nos deja estos párrafos:

“Es verdaderamente angustioso lo que pasa en España con estas reliquias arquitectónicas… Todo trastornado… pero con qué visión artística tan deplorable.

Recordemos la gran plaza de Santiago de Compostela con el monumento al señor Montero. ¡Qué salivazo tan odioso a la maravilla churrigueresca de la portada del Obradoiro y al hospital grandioso! Recordemos la Salamanca ultrajada, con el palacio de Monterrey lleno de postes eléctricos, la casa de las Muertes con los balcones rotos, la casa de la Salina convertida en Diputación, y lo mismo en Zamora y en Granada y en León… ¡Esta monomanía caciquil de derribar las cosas viejas para levantar en su lugar monumentos dirigidos por Benlliure o Lampérez!… ¡Desgracia grande la de los españoles que caminamos sin corazón y sin conciencia!… Nuestra aurora de paz y amor no llegará mientras no respetemos la belleza y nos riamos de los que suspiran apasionadamente ante ella. ¡Desdichado y analfabeto país en que ser poeta es una irrisión!”

Federico García Lorca en lucha por la belleza, la poesía, el amor… Nace el poeta.

Leyendo la crítica del jovencísimo Lorca, pensamos en “monomanías caciquiles”, en “caminares sin corazón y sin conciencia” y la verdad que no parece que hayan cambiado mucho las cosas…

Federico García Lorca dedica “Impresiones y paisajes” a su profesor de piano. A Martín Domínguez Berrueta le parece una ofensa que no se lo dedique a él, que tanto ha contribuido con sus clases, los viajes de estudios y sus reflexiones artísticas a que el primer libro de Lorca vea la luz. Cuentan que Martín Domínguez Berrueta echa a Lorca de su casa cuando éste va a verle para regalarle un ejemplar. Y cuentan que Lorca le devuelve el golpe en un periódico con ciertos comentarios algo burlones acerca del profesor…

Así termina para siempre la amistad entre Lorca y uno de sus mentores. Cosas de la vida y de los egos del catedrático y del escritor… Cosas que pasan… Dos años después, fallece Martín Domínguez Berrueta. Lorca reconoce entonces lo mucho que debe al profesor. Muestra en público su dolor y confiesa a un hijo de Berrueta cuánto lamenta aquellos sucesos:

“Nunca me lo perdonaré”.

Para que Federico García Lorca vuelva a Salamanca tienen que pasar dieciséis años.

En 1932, Lorca se ha embarcado en una gira de conferencias por algunas ciudades españolas. Salamanca es una de las afortunadas. Federico García Lorca ya es un escritor grande —casi mítico en realidad—.

En esas conferencias, Lorca habla sobre el cante jondo y hace lecturas de sus poemas.

Federico García Lorca

Dicen que en todas las ciudades se produce siempre el mismo fenómeno. Los admiradores de Lorca, jóvenes intelectuales y escritores, acuden a recibirle a la estación. Se lo llevan a comer. Por la tarde Lorca da su conferencia, que siempre es un éxito.

La finalidad de la gira poética por España la deja bien clara el escritor en la lectura que hace en Barcelona:

Voy a leer […] una selección de poemas de mi modesta obra poética con toda la buena fe y la intención pura de que soy capaz y con el ansia que tiene todo verdadero artista que lleguen a vuestro espíritu y se establezca la comunicación de amor con otros en esa maravillosa cadena de solidaridad espiritual a que tiende toda obra de arte y que es fin único de palabra, pincel, piedra y pluma.
[…]
mi profundo cariño y compenetración con el pueblo, como me ha llevado a escribir teatro para llegar a todos y confundirme con todos, me trae esta tibia mañana de Barcelona a leer ante gran público lo que considero más entrañable de mi persona.

En Salamanca, el Adelanto cuenta que el público le aplaude estruendosamente y le obligan a hacer un bis.

Tras el éxito de la conferencia, sigue siempre una cena y luego una ruta nocturna por la ciudad correspondiente, en compañía de un grupo de incondicionales. Se aprovecha para recorrer los monumentos de la localidad que a Lorca tanto le gusta contemplar.

A la mañana siguiente, Federico García Lorca coge el tren rumbo a la siguiente población de su gira, dejando atrás irremediablemente otra ciudad deslumbrada.

Federico Garcia Lorca

Así habla de él El Adelanto al día siguiente de su lectura:

[…]un poeta como Lorca, gitano, granadino, verde y negro como un faraón de la raza»

El talento y el éxito de Lorca, grandes, incuestionables, no se perdonan en un país como el nuestro… Y si a eso unimos los valores de libertad, solidaridad que quería hacer llegar hasta la esquina más oculta de España, el estallido de la Guerra Civil convierte a Lorca en un blanco fácil.

1898

La Guerra Civil, ese periodo terrible de vergüenza nacional, liberó odios, sirvió en bandeja los ajustes de cuentas y se llevó por delante muchas vidas, a Lorca, la libertad y la alegría.

La Libertad - Año XVIII Número 5131 - 1936 septiembre 9

La Libertad – Año XVIII Número 5131 – 1936 septiembre 9 Prensa histórica

 


 

Bibliografía

  • Federico en Baeza. Ian Gibson. Abc 6 de noviembre de 1966
  • F. García Lorca Prosa, 1 Primeras prosas conferencias alocuciones homenajes vida poçetica, antecríticas entrevistas y declaraciones. Obras, VI. Edición de Miguel García-Posada. Akal 1994.
  • Fundación Federico García Lorca
  • El Gitano en la obra de Federico García Lorca
  • Lorca a dream of life. Leslie Stainton. A&C Black
  • El Salmantino  periódico semanal. 23,24 de octubre de 1916
  • El Adelanto  Diario político de Salamanca 23, 24 octubre de 1916